sábado, 3 de mayo de 2014

EL MEJOR DIRECTOR DEL CINE JAPONES PARA MI AMIGA JAPONESA: KOREEDA HIROKAZU



Kore-eda Hirokazu, a veces separa su apellido, quizás para precisar
el sonido doble e-e, en orden, y no una ii angloparlante.

"La vida es un enigma así como la muerte"; bien podemos intuir esta frase como un "lugar común" frente a ciertas experiencias existenciales. La obra fílmica del japonés Koreeda Hirokazu「是枝裕和」cuestiona esta frase, con una agudeza inusitada, propia de un metafísico medieval. Podemos constatar lo anterior cuando observamos cómo son expuestas las existencias de los personajes de sus obras y cómo deben asumir éstos que no hay causas para las acciones que hacen, ni sentidos para las consecuencias de la vida y menos para la muerte. No hay predestinación, ni destino, ni hombres excelsos; estamos en la existencia que discurre en el tiempo y punto. Las películas de Koreeda Hirokazu poseen esa poética y estampa, por lo que seguramente fuera el director favorito de Martin Heidegger. El Ser y su "temporalidad" se manifiestan en las películas de Koreeda con precisión y sagacidad; el tiempo llena el espacioso ámbito del Ser, sintiéndonos invadidos por una temporalidad sin fronteras, sin inicios, sin finales. Las películas de Koreeda no poseen ni siquiera una musicalidad, un ritmo o una melodía que nos haga recordar el tiempo; sólo los sonidos cotidianos mantienen una presencia dura del tiempo a lo largo de las películas. No hay diálogos marcados con pausas, palabras que resalten una decadencia de tonos o gritos; las palabras y los diálogos son volúmenes que dan dimensión al tiempo que transcurre en las películas. No podemos aprehender el tiempo, este se muestra sutil en la sucesión del día y de la noche. Pareciera a veces que Koreeda fuera el más fiel creyente de la santísima trinidad heideggeriana que se desenvuelve entre el Sein (el Ser), el Dasein (el ser que está “ahí”) y el Seiendes (la existencia que va siendo en el tiempo), siendo esta última una columna metafísica que usa visualmente en sus películas. El Sein sólo es y el Dasein es el ser en la existencia, así que el Seiendes sería un encuentro bipolar entre ese ser tirado en la existencia y el tiempo en que transcurre (seguramente habrán heideggerianos que se opondrán a esta explicación, pero yo no soy heideggeriano así que asumo mi bestialidad). Podemos imaginar una metafísica y sus preguntas con respecto al Ser como un hilo que mantiene la ilación lineal en la filmografía del director japonés. Así, el director de cine favorito de Mi Amiga Japonesa es un hombre que se pregunta por el Ser y en esa medida lo desoculta; esta capacidad de develar al Ser y sus carestías en el tiempo dentro de la cultura japonesa es lo que quizás entusiasma y maravilla a Mi Amiga Japonesa y a mí; siento que el tiempo ha sido el aliado  que me ha permitido ver la producción de Koreeda y aquí en este Blog de memorias y pensamientos las decanto en orden de haberlas vistas y disfrutadas. 
ワンダフルライフ o, After Life o, Después de la vida de 1998 fue la primera película que vi por sugerencia de Mi Amiga Japonesa. La trama de Después de la vida nos muestra seres atrapados en un limbo domestico, en una especie de lugar inacabado o purgatorio en el cual, durante una semana, deben decidir el principal recuerdo de sus vidas para llevarlo a la eternidad donde permanecerán. Las personas son dirigidas por unos guías que están allí, similares a ángeles, pero estos ángeles están en esa condición no por ser seres superiores, sino porque no han podido escoger su recuerdo (los ángeles personas sin capacidad de escoger recuerdos, ¿qué pensaría santo Tomás?). La película logra capturar al espectador en la medida en que los personajes muestran las complejidades del vivir, lo sutil de la memoria, las contradicciones de las emociones, enrevesado con los recuerdos. Koreeda además, presenta reflexiones y críticas que apuntan a un núcleo que siempre estará en sus películas y en la mayoría de los grandes directores japoneses: la construcción del concepto de familia. En algún momento del filme, cuando se le pregunta a una joven cuál es el recuerdo que quiere llevar a la eternidad, ella comenta su viaje a Disneylandia que realizó con unas amigas, un momento feliz. La banalidad, la vacuidad, lo extraño, se conjugan en escenarios sombríos, de ahí que la guía de la joven traten de que ella seleccione un recuerdo vinculado con el amor y la familia, más que de un momento feliz y efímero; de hecho, la mayoría de los recuerdos seleccionados tienen estas características. En la medida en que pasan los días la joven recuerda con intensidad su vida familiar y sus sentidos y, poco a poco, todo lo banal que la rodeó en su vida en la tierra se va desintegrando. Los personajes en esta película no sucumben ante el pasado o el futuro, sino ante el acontecer y la decisión que deben de tomar entre un momento feliz y un recuerdo esencial. 

Esta fue la primera película que vi de Koreeda sin la sugerencia o la compañía de Mi Amiga Japonesa, una película que tiene una base documental porque antes de que Koreeda realizara filmes de largometraje, había tenido cierta relevancia como documentalista, así que viendo documentales japoneses me hallé una colección de los documentales del director, viendo: 「日本人になりたかったtraducida como I Want to Be Japanese o, Yo quise ser japonés de 1992; presentando la historia de un hombre de origen coreano, víctima de las guerras que ha inundado su país en el siglo pasado y que ha vivido cincuenta años en Japón, él se enfrenta de repente a una sociedad y a una familia hostil cuando es acusado de espionaje; todo ello mientra intenta encontrar su pasado sin saber siquiera su nombre o su auténtica nacionalidad. Koreeda aborda aquí el delicado tema de la inmigración y la difícil situación de la población coreana en el país, y los racismos solapados que cunden; también vi el documental:「彼のいない八月」que podemos traducir como August without Him o, Agosto sin él de 1994, en el cual Koreeda acompaña a Yutaka Hirata, el primer japonés en reconocer públicamente que había contraído VIH. La relación entre ambos se estrecha y deriva en un giro desde la “objetividad” hacia las prácticas de no ficción. Finalmente vi el documenta filmado en 1996記憶が失われた時o, Without Memory o, Sin Memoria un documental que por un lado, denuncia la ineficiencia del sistema de salud pública, especialmente en el caso de Hiroshi Sekine, un hombre que pierde la memoria a corto plazo por una negligencia médica que le lleva a contraer encefalopatía de Wernicke, y por otro lado retrata la lucha de la familia para que el Estado japonés reconociese el problema y proporcionase al enfermo una pensión; y es probable que sea este el documental base para su película Después de la vida. Podemos especular que en estos documentales están los núcleos de casi toda la obra de ficción de este cineasta: la memoria o la ausencia de ésta como germen de traumas y por supuesto la confusión de las emociones y los recuerdos que circulan por esas memorias, dando como resultados, la perdida de la identidad y el llegar a ser un execrado social. Estas pautas son las que permiten reflexionar y aderezar la filmografía de Koreeda, sumándole además sus preocupaciones metafísicas sobre el sentido del Ser en el Mundo. Estos documentales y Después de la Vidafueron las alcabalas filmográficas que tuve que pasar para mi ingreso en el mundo Koreeda, del cual Mi Amiga Japonesa es su apóstol.
Fue 花よりもなほ Hana o, Flores de 2006 la segunda película que vi de Koreeda. Este filme narra desde otra perspectiva la historia de los 47 rōnin o el incidente del señor de Akō. Para cometer la venganza que ambienta esta historia, los samuráis se escondieron en diversas lugares del Japón feudal diluyéndose entre la sociedad, especialmente en los lugares más pobres y es en una de estas zonas de marginados y execrados donde también se desarrolla paralelamente otra venganza, la del joven samurái cuyo nombre es Soza. El padre de Soza fue un samurái amante de los juegos y al perder una partida Igo o Go, fue asesinado y su hijo debe vengarlo. La película presenta a Soza como un joven que debe aprender y debe continuar los códigos de los samuráis, pero este joven samurái posee fuertes dudas sobre matar a una persona por el honor de su familia. Descubre que no hay explicación para la venganza, para las atrocidades, que el continuo de la vida puede ser más auténtica en la medida en que las personas son más concisas con sus sentimientos e ideas. La trama es una manera sarcástica de burlarse del sentido de la venganza pero también para examinar la existencia de los parias japoneses. Sazo vive dando clases a los niños del sector pobre, criando aves y haciendo poesía, luego se le da la oportunidad de realizar una escenografía de su venganza para así zafarse de la presión social y lograr respecto, paralelamente, en esta obra de Koreeda, presenciamos la venganza, sus accidentes y desenlaces de los 47 rōnin que ocurre la misma noche del montaje de Soza. La película de Koreeda nos muestra lo torpe que pueden ser los hombres ante la muerte, con sus obcecaciones y cómo sus cobardías afloran dejando atrás la espectacularidad del acto de venganza de los 47 rōnin que Hollywood y algunos soñadores creen que sintetiza al Japón de los samuráis y los shogún.

A partir de entonces quise ver sus otras producciones, luego de unas semanas Mi Amiga Japonesa llegó con el DVD:誰も知らないque puede traducirse como Nobody Knows o, Nadie sabe realizada en 2004. Esta película destruye ciertas simpatías hacia un Japón kawaii, (bonito o bello) impoluto y ordenado, por un Japón feo, infantil y cruel. Koreeda usa el cine como un arma crítica y de humanización pero sin ofender, exaltar o humillar a nadie. Ver y pensar esta película es hallar a otro Japón que se esconde detrás de las puertas, fuera de lo visible, de lo sagrado y se pierde entre las formas y las formalidades. El argumento de Nadie sabe narra con cierta rudeza y crueldad, poco agradable para los estándares japoneses de familia feliz, de unos hermanos. La película se concentra en mostrar el día a día de unos niños abandonados que pasan desapercibidos dentro de la gran megalópolis de Tokio. La historia comienza mostrándonos cómo Keiko, una madre soltera, ésta se muda a un nuevo apartamento con su hijo de 12 años Akira. Keiko comenta al propietario que Akira es su único hijo. También explica que su padre está en el extranjero por negocios. Después de que ellos se han instalado en su nuevo apartamento, Koreeda comienza a manejar una percepción del espacio similar a Ozu Yasujiro, de esperar a que la gente salga de la habitación antes de pasar a mostraron la siguiente secuencia. Este juego con la temporalidad en una constante en las películas de Koreeda sin que necesariamente se hagan lentas; simplemente un tiempo y su peso metafísico nos agobiará en cierta parte de la película ya que lo único que podemos hacer es esperar. Lentamente observamos cómo el apartamento comienza a ser poblado por seres. Primero una maleta, adentro hay dos niños de Keiko. Akira luego va a la estación de tren a recoger a sus otros hermanos. En total Keiko tiene cinco hijos, de padres distintos, de historias variadas. Una vez en el apartamento Keiko le explica las reglas: no hacer ruido, y nadie sale a la calle a excepción de Akira, de lo contrario serán expulsados como lo hicieron en su último piso. Keiko luego se va a trabajar en una tienda departamental y deja Akira para cuidar de sus hijos. Hasta aquí hay una lógica, pero no un destino, al final la madre se ausenta del apartamento. Akira con poco dinero, debe cuidar y tener cuidado de sus hermanos, sabiendo que si no lo hace van a ser separados en casas de acogida. Uno no puede dejar de pensar: ¿es posible que ocurra esta situación en Japón, donde uno observa a niños amados y protegidos por un sistema familiar y social en casi toda parte donde uno mire? Pues aunque parece curioso, en apariencia, el abandono de los niños en Japón es algo "común" o por lo menos, algunas películas y obras literarias presentan este problema. Ocasionalmente cuando uno menos lo espera, vemos en las noticias la muerte o desaparición de niños, a veces más de lo que pensamos en un primer momento. En Japón hay tanto desnaturalizados padres como en cualquier otro país, sólo que por aquí mantener las formas y las estadísticas aceptables son una misión sagrada y nunca se cuestionan la esencia de este u otros fenómenos similares. El abandono, los maltratos, la marginación, las depresiones, la pérdida de la confianza, los suicidios, el hostigamiento o いじめ comienzan dentro del núcleo de la familia japonesas y se prolonga en la escuela y sitios laborales. Lo que observamos en los medios de comunicación y lo que nos quiere presentar el gobierno japonés son familia formalmente felices. Lo más triste es que al final de la película nos comentan que es una recreación de hechos verídicos que ocurrieron en 1987. Esta película me dejó sin aliento y Mi Amiga Japonesa lo sabía. 


Una tarde vi 「幻の光」 trascrita como Maborosi y cuyo significado puede traducirse: Ilusiones. Filmada en 1997, descubro en ella que ha sido una de las primeras producciones del director japonés. Podemos apreciar en este filme los perfiles de una poética que desarrollará con detalles y reflexión Koreeda a lo largo de sus producciones. La película se centra en la vida de Yumiko, una joven de cuya vida se define por la muerte de sus seres queridos. Ella perdió a sus padres de niña y su abuela de crianza a la edad de doce años, y luego a su esposo, Ikuo, se suicida sin razones ni porqué, algunos meses después del nacimiento de su hijo. Cinco años más tarde se casa con Tamio, un hombre que vive al lado del mar, junto a su hija de ocho años de edad, hija de su primer matrimonio. En algún momento a Yumiko, la locura la persigue entre escenarios grises y preguntas metafísicas no resueltas, pero no expresadas, que el director enfatiza con tomas distantes. Koreeda presenta una locura sosegada, atenuada con el devenir del tiempo, por instantes. En alguno de esos instantes Yumiko piensa que ella es la causa de las muertes de sus seres queridos, este sentimiento se intensifica cuando, tras una tormenta súbita, los hijos, el de ella y el de Tamio, no vuelven. Al final los niños regresan, y es cuando su marido le dice que esas ideas de locura les tientan a todos (maboroshi), en ese momento ella toma conciencia que no está sola en esta locura de la existencia, y eso la consuela. Su dolor y locura cesará hacia el final de la película, hacia el día en que regresa a su lugar de nacimiento y se ve atrapado por sus recuerdos. Koreeda muestra que siempre podemos hallar innumerables causas para las cosas a partir de unos principios, de unas teorías, de un historia, de algunas teologías, pero también nos muestra el cansancio de esas explicaciones, del tiempo jugando con los proyectos lógicos o racionales de la vida. Koreeda esboza desde el principio una crítica a la racionalidad económica que dirige los pasos de cientos de personas en el mundo. Los personajes carecen de proyectos o perspectivas porque sencillamente andan en sus profundidades espesas y a veces insostenibles del existir en el tiempo.

Jugar con el tiempo y la existencia de los seres, es una constante en las películas de Koreeda. En este pasar lúdico del director se cuestiona acerca del encuentro entre los entes y el Ser en su dinámica entre el estar y el perdurar; y desde esta dialéctica presentar fuertes críticas a las tradiciones. Esta estrategia la lleva a la perfección en su obra 歩いても 歩いても o Still Walking o, Caminando, caminando, de 2008. La película plantea un argumento donde se ve las costuras de las familias tradicionales japonesas y sus traumas que se podría sintetizar dentro de una dialéctica entre las exigencias de las formas y el despotismo del poder. El protagonista Ryota, de 40 años, se ha casado recientemente con una viuda que tiene un hijo de diez años de su matrimonio anterior. La familia de Ryota visita la casa de sus padres que son unos ancianos para hacer las oraciones y recordar el aniversario de la muerte del hijo mayor, su hermano: Junpei, durante las fiesta de Obon. Éste murió en un accidente y era considerado por su padre como un hombre brillante, especial, inteligente; moldes a los cuales Ryota no pudo alcanzar, según sus padres. Este brillante hermano se iba a encargar del negocio familiar, de mantener el apellido de la familia, de honrar a sus progenitores. El padre, un próspero médico muestra su trayectoria por las placas que ha recibido y que exhibe a todo lo largo de casa. Tanto el padre como el hijo muerto son símbolos del orgullo, del esfuerzo, de la tenacidad; pero Ryota es sencillamente nadie para su padre, es un vacío existencial que no puede llenar las aspiraciones de su esencia; además Ryota no tiene trabajo, no tiene futuro y se ha casado con una viuda común y corriente mezclando sin historia el apellido de la familia. Todo estas señales apuntan al padre cuando ve a su hijo menor un símbolo de fracaso, de ahí la tensión que se observará a lo largo de la película, cuyo drama sólo desaparece en la porfia de Ryota de vivir su vida, alejado de los límites y de los trauma que la misma familia generó. Ryota sabe que su devenir será lejos de aquel padre, de sus formas de mirar, y en ese aceptación, asume su papel de fracasado, papel fundamental de aquellos que comienzan a plantearse una metafísica del Ser. Al final se va con su nueva esposa luego de rendir los homenajes a su hermano mientras su madre lo observa perdiéndose por el camino.

En este mismo sentido crítico, del desecamiento de los seres en el devenir y de su constante fluir entre ciertas coherencias y absurdos; nos regalará Koreeda una obra fílmica llena de contraste, reflexión y tiempo:空気人形o, Air Doll o, Muñeca Hinchable de 2009. Japón, un país de grandes masturbadores, por lo que no me sorprendió que Koreeda tocara el tema. Japón asombra con sus fetiches y economía para hacerlo. Las muñecas hinchables son un éxito para un sector de hombres medianos con buenos ingresos, a veces muy cultos pero, con una débil capacidad de relación social y amorosa, solitarios consumados. De este drama que circunda a muchos japoneses se trata la película, claro dentro de un marco heideggeriano, por decir algo. La historia se basa en una muñeca hinchable de tamaño natural que vive en un modesto piso de Tokio. No habla ni se mueve, es la única compañera de su amo, un hombre masturbador del Japón moderno. Él le habla, le baña y le hace el amor cada día cuando vuelve del trabajo. La rutina diaria se rompe cuando la fantasía se hace realidad o unas de las preguntas por el Ser se desvela. De pronto la muñeca cobra vida y tiene alma. Acaba de nacer o ser tirada a la existencia, y como apunta Heidegger, no entiende lo que ocurre a su alrededor, como nos pasa a todos nosotros; seres tirados en esta existencia conjugandose con el tiempo. La muñeca se da cuenta de que existe un mundo esperando a ser explorado más allá de las paredes del piso. Con el tiempo se atreve a salir al mundo exterior, se siente fascinada por todo lo que ve. Conoce a muchas personas de todo tipo, pero ninguna es capaz de explicarle lo que significa de estar vivo o el significado de la existencia o el sentido del Ser de la existencia, o los modos de ser que se despliegan en el tiempo. Un día, entra en un club de vídeo y su mundo cambia para siempre. Conoce a Junichi, el vendedor del que se enamora inmediatamente. Decide trabajar en la tienda y la pareja se une más con el pasar de los días. Van al cine, recorren la ciudad juntos, como dos novios. Todo es maravilloso para la muñeca hasta que se corta la mano accidentalmente y empieza a desinflarse delante de Junichi, así todas las preguntas por el Ser se vuelven a replantear para tratar de llegar a una conclusión, que en la película presenta en sus escenas finales, con cierta dosis de ironía. 

Un elemento interesante en las obras de Koreeda es que siempre mantiene un vínculo con la realidad. En Nadie Sabe, toma la noticia de un suceso, en Muñeca Hinchable recrea una manga de éxito realizada por Gõda Yoshiie業田 Por lo que es revelador que Koreeda retome uno de los temas más delicados de la cultura japonesa de finales del siglo XX en una de sus películas: el mundo de las sectas. En su película Distance o Distancia de 2001, nuestro hiedeggeriano director nos entrega una obra perturbadora que gira en la muerte de un grupo de personas pertenecientes a una secta que realizó actos terroristas y que fueron asesinados por los mismos miembros de su secta, mutatis mutandis, similares a los actos terroristas cometidos por la secta Aum Shinrikyo; la organización religiosa responsable del envenenamiento con gas sarín en Tokio en 1995. La película presenta un encuentro de familiares y amigos de las víctimas, luego de que ha pasado un año en las orillas de un lago, lugar donde fueron cometidos los asesinatos. Sutilmente Koreeda crea un mundo de remordimientos y miedos a parir de la rememoración de uno de los sobreviviente y de sus visiones en la granja vacía donde, cerca del lago, la secta hacía sus actividades. Rodada al estilo documental y usando cámara en mano, la película es explícita acerca de nada, y más bien nos deja deducir por nuestra cuenta el horror de lo que hicieron esas personas y lo que les sucedió. Podemos pensar que una de las manifestaciones del Ser siempre está vinculado con el horror y el miedo como resultado a una profunda tristeza con la que algunos modos de existencias se despliegan en un tiempo estático e impreciso.

La filmografía de este directo japonés encanta, así que Mi Amiga Japonesa trajo un día una película que me mostró cómo Koreeda mantiene siempre un visión desde una perspectiva infantil sin caer en lugares comunes o creencias. Los niños invierten la realidad desde la inocencia, una inocencia que cuestiona constantemente al Ser. Así su producción「奇跡o I Wish o, sencillamente Milagro de 2011. La película se desarrolla en la isla de Kyūshū y gira en torno a la conexión del tren de alta velocidad que unirá Fukuoka con Kagoshima. En Fukuoka vive Ryonosuke con su padre que se ha divorciado de su madre que vive en Kagoshima con su hermano mayor Koichi. Al saber que en el primer viaje un tren saldrá de Fukuoka y otro de Kagoshima; Koichi oye que en el momento exacto en que los dos trenes se cruzan, una energía se libera y los deseos serán concedidos a aquellos que presencian el evento. Koichi implementa un plan con su hermano menor para reunir a su familia y juntos a unos amigos van a presenciar el cruce. Cada uno de los niños tiene un deseo, una forma de intervenir en la existencia, en el Ser; desde la resurrección de un animal, hasta el encuentro del amor como primera faceta de reconocimiento de un ente con otro. Todos esperan que haya un milagro o milagros. En algunos momentos la película, cual prima lejana de un puesta de escena de Hitchcock, juega con mantener en suspenso al espectador, en espera del milagro, un juego temporal que Koreeda va perfeccionando.

Esta semana de descanso, de Golden Week y viajes necesarios por Japón, salió la versión DVD de la última película de Koreeda que se estrenó a finales del año pasado. La película tiene el título「そして父になる」o Like Father, Like Son o, De tal padre, tal hijo y que se estrenó en el festival de Cannes de 2013. La película plantea un dilema entre el ser "sanguineo" y el ser "cultural", o por lo menos puedo pensar eso, y más en un país donde la sangre y la pureza de ella aún da mucho de qué hablar en las tertulias a los japoneses. La historia confrontan a dos familias donde hay dos tipos de padres, por un lado el déspota y exigente Ryota, pero con un gran éxito profesional; por el otro lado tenemos al "infantil" y alegre Yudai, dueño de una pequeña tienda de reparaciones eléctricas. Estos padres descubren cuando sus hijos tienen seis años que no son sus hijos biológicos, que en el hospital realizó un error y entregaron los niños a las familias equivocadas. Así las familias deben decidir qué hacer, cómo intercambiar los niños, cómo enfrentarse a las nuevas situaciones. La desesperación, la distinta visión de familia, el trabajo, la posición y sensibilidad de la mujer como madre, la función de la sociedad y la negligencia sanitaria en Japón, se ven expuestas y sobreexpuestas. Todos entran en un cúmulo de preguntas, de cientos de ¿por qué? que no tendrán respuestas, de plantear ideas que no calzarán y donde sólo el tiempo dará explicaciones. De ahí la particular e ¿innecesaria? escena donde Ryota habla con el encargado de un bosque artificial y éste le comenta que duró quince años haciéndolo, Ryota se sorprende diciendo: ¿tanto tiempo? a lo que el hombre le responde: ¿cuánto tiempo piensa usted que se necesita para hacer un bosque artificial? Ryota no responde, nadie puede responder preguntas sobre el tiempo, sobre las horas que se necesitan para entender nuestro devenir en el mundo, para comprender nuestra exposición en la existencias, ni como el tiempo nos envuelve en afectos, pensamientos y absurdos. Así que Mi Amiga Japonesa y yo nos hemos puesto de acuerdo para disfrutar el tiempo mientras nuestra existencia circula por el río de la vida, a veces viendo mucho cine o comiendo un bento bajo un árbol o en la terraza, como este domingo que hace un lindo tiempo.

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